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lunes, abril 15, 2013

Noticias / México: Ley del libro, cinco años sin resultados

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Ilustración Alfredo San Juan (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 15 de abril de 2013. (RanchoNEWS).- El 30 de abril de 2008, la Cámara de Diputados había aprobado la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro con 314 votos a favor, 32 en contra y ocho abstenciones. Un día antes había hecho lo propio el Senado, con 107 votos a favor, dos en contra y cinco abstenciones. Una nota de Jesús Alejo Santiago para Milenio:

La legislación fue promulgada el 23 de julio del mismo año, en una ceremonia en el salón López Mateos de Los Pinos, donde el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa firmó el decreto; 21 meses después del acto apareció en el Diario Oficial su reglamento y un par de meses después se presentaron los «Lineamientos para el funcionamiento del registro del precio único de venta al público de los libros, con lo que, supuestamente, ya no habrá excusas para la aplicación de la ley.»

Cerca de cumplirse cinco años de la aprobación de la ley en ambas cámaras, parece que nada pasó con ella: si bien en la mayoría de los puntos de venta ya no se aplican descuentos en las novedades, el precio de los libros no ha disminuido y tampoco se ha incrementado la apertura de librerías, dos elementos clave dentro de la legislación.

Pareciera que la legislación ha fracasado y aunque es un término que sus impulsores no aceptan, sí hablan de la necesidad de hacer modificaciones, en especial sobre aspectos que fueron cambiados de último momento en la ley original.

Entre los puntos que variaron de último momento en la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro se encuentran dos que resultan fundamentales para su buena puesta en marcha: el tiempo que debe pasar para que se pueda aplicar descuentos a una novedad y la ausencia de sanciones a quien la incumpla.

En su artículo 26 se señala: «Los vendedores de libros podrán aplicar precios inferiores al precio de venta al público mencionado en el artículo 22 de la presente ley, cuando se trate de libros editados o importados con más de 18 meses de anterioridad, así como los libros antiguos, los usados, los descatalogados, los agotados y los artesanales».

Sin castigos

En un principio se había establecido que para ello se tomará la fecha de impresión del libro, pero al final se quedó la de primera edición, con lo cual solamente las novedades quedan sujetas al precio único al libro, pero qué pasa con algunas obras que son referencia en cualquier lector, como Cien años de soledad, quizá uno de los títulos más buscados en todo el país y que no puede entrar en esa regulación.

Desde la perspectiva de Marcelo Uribe, director de Editorial ERA, resulta evidente que la ley ha tenido, por las modificaciones que se le hicieron de último minuto, una aplicación sumamente difícil, porque al plantear que se aplica sólo a unos libros y a otros no, creó una confusión dentro del medio librero.

«Es muy claro que en los países que tienen leyes del precio único no dejan abiertas rendijas: Francia, España, Alemania, Dinamarca u Holanda, países altamente competitivos y que han tenido una experiencia muy favorable en cuanto al comportamiento del precio general de los libros.

«En nuestro país no ha sucedido eso porque las modificaciones que se introdujeron a la ley no han permitido una aplicación eficiente, siendo el principal defecto técnico la ausencia de sanciones o sanciones sumamente complejas de aplicar», comentó el editor en el pasado Festival Internacional de la Lectura de Yucatán.

Para el nuevo presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, José Ignacio Echeverría, uno de los problemas es que no todas las editoriales o librerías aplican el precio único, por lo cual no se lograr esa uniformidad buscada para todo el país, «y si no se cumple con esa ley no hay ningún castigo, entonces no se puede pensar que eso ocurra».

Si no hay sanciones claras, la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro no funciona, coinciden los especialistas, porque así «no se toma completamente en serio».

Por la vuelta al diálogo

En la ceremonia de promulgación de la ley, el escritor y editor Alberto Ruy Sánchez pronunció un discurso que miraba hacia el futuro: «Esta ley no es una meta, pero es una condición indispensable y esperamos que sea el inicio de una política estatal que considere al libro como objeto de primer interés nacional, a la vez cultural y económico».

A casi cinco años de aquellas palabras, diversos actores de la cadena del libro llaman a reanudar el diálogo con los legisladores a fin de hacer las modificaciones necesarias para que la ley funcione:

«Hay un sentimiento colectivo de que no se sabe qué pasó con la ley. Lo que hay que hacer es retomarla, proponer algunas modificaciones, sobre todo en el capítulo de sanciones, pues siempre se planteó que la ley del libro era perfectible», a decir de Henoc de Santiago, en su momento director de la Red de Librerías Educal y, en la actualidad, director del Museo del Estanquillo.

De ahí la necesidad de retomar la ley, hacer una evaluación y proponerla de nuevo al Congreso, aunque no hay una fecha para ello.

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