Rancho Las Voces: Cine / España: «Saul Bass», exposición de carteles de la colección de Gerardo Vera
(6) El retorno de Francis Ford Coppola

lunes, octubre 22, 2012

Cine / España: «Saul Bass», exposición de carteles de la colección de Gerardo Vera

.
Una de las creaciones más célebres de Bass, el cartel de Anatomía de un asesinato (1959). (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de octubre de 2012. (RanchoNEWS).- ¿Es posible definir la psicosis con líneas paralelas y un fondo negro? ¿Explicar el amor más allá de la muerte con una espiral o la adicción a la heroína con un brazo desdibujado? ¿Contar la esencia de una película antes de que haya empezado? El Círculo de Bellas Artes reúne una colección de carteles de cine originales del maestro Saul Bass (1920-1996), icono del diseño gracias a sus trabajos para el Hollywood de los 50 y 60, recopilados durante años por el director de cine y teatro Gerardo Vera, escribe desde Madrid la periodista Laura Caso para El País:

«Ahora estoy viviendo una luna de miel, viendo cómo respiran en la Sala Picasso», cuenta Vera, que también se muestra tímido por mostrar esta faceta tan «íntima», unas obras de arte que lleva años recolectando «en subastas en Estados Unidos, donde aparecen de vez en cuando, restaurándolas...» y luciendo en varias estancias de su casa: «Es compartir con el público tus obsesiones, tu mundo interior... y hay algo de pudor en todo esto». Algo más de 70 carteles que recogen trabajos de Bass para Wilder, Ford, Wyler, Kubrick... pero sobre todo para Hitchcock y Preminger.


Gracias a este último conocimos y disfrutamos de la tipografía inconfundible, la abstracción y los colores hipnóticos de este neoyorquino dedicado a la publicidad (creó logos como el de United Airlines o AT&T) hasta que Preminger le invita a concebir un cartel para su Carmen Jones (1954), e impresionado por su trabajo, a inventar unos títulos de crédito que supondrían toda una revolución: «En aquel filme ya estaba todo el mundo de Bass», explica Vera, y a partir de ahí y tan sólo una década después, su estilo ya era plagiado: «La grandeza de este autor es que siendo un artista de vanguardia y muy prolífico ha logrado convertirse en icono».

La escena de la ducha

La exposición propone un recorrido cronológico por su obra, y presenta carteles en varios formatos, incluso rarezas como el pensado para La lista de Schindler que Spielberg rechazó y conocemos «gracias a un empleado de la distribuidora, que cogió 1.000 ejemplares y se los vendió a un coleccionista», cuenta Vera. Confiesa que su favorito es «uno muy pequeño y muy sencillo de El hombre del brazo de oro (una controvertida historia en su tiempo sobre un músico, Frank Sinatra, adicto a la heroína)», aunque reconoce que la pieza que más ha perseguido ha sido Vértigo: tres años hasta hacerse con ella.

«Hay tanta historia detrás de cada cartel...», suspira Vera, que gracias a esta muestra ha conocido a la hija del artista, con la que espera poder hacer algún «trueque» (aún le faltan unas nueve piezas, aunque prefiere la «emoción» de una colección abierta), y que le ha desvelado que había algún que otro «garbanzo negro» en su escrupulosa selección: «Hasta hace dos meses pensábamos que el cartel de West Side Story era un "bass" y ella nos ha asegurado que no (sí lo son los títulos de crédito), pero lo hemos dejado en la exhibición porque contiene elementos muy suyos. Tampoco llevan su firma el de El hombre de Alcatraz o El mundo está loco, loco, loco».

Pese a que la muestra también cuenta con su propio apartado audiovisual (se puede disfrutar en una gran pantalla de los títulos de crédito imprescindibles en la carrera del neoyorquino), hubiese quedado incompleta sin un ciclo de films, una excusa perfecta para reponer «masterpieces» que se reparten básicamente entre Preminger y Hitchcock; el primero, «el director que "hizo" a Bass», para Vera, y el segundo, «con el que realizó sus trabajos más brillantes y curtidos», opina Felipe Cabrerizo, encargado del Cine Estudio del Círculo, que coincide con el cineasta y escenógrafo en que Vértigo «es de una modernidad que asusta». Es en este filme y en Psicosis, añade, «es la primera vez que Bass va más allá y realiza un estudio psicológico de los personajes».

Quizá la maestría de Bass se condense en los sencillos títulos de crédito de la cinta protagonizada por Anthony Perkins, acompañados por la hipnótica música de Bernard Herrmann... Y en una escena convertida en hito, a cuya autoría «el maestro del suspense» nunca renunció: «Hitchcock le contrató para los créditos y el storyboard de la secuencia de la ducha...», apunta Vera; «el detalle del ojo de Marion, el montaje picado... son muy Bass y muy poco Hitchcock», continúa Cabrerizo. Todo parece apuntar que le debemos a Bass el asesinato más célebre de todos los tiempos. Y una herencia que se perpetúa hasta «intros» tan «cool» y contemporáneas como esa en la que vemos a un ejecutivo cayendo de un rascacielos de Madison Avenue.

Saul Bass | Círculo de Bellas Artes (Alcalá, 42) | Exposición de carteles de la colección de Gerardo Vera: hasta el 13 de enero, entrada libre | Ciclo de cine: Buenos días, tristeza, Vértigo (de entre los muertos), Horizontes de grandeza, Anatomía de un asesinato... Hasta el 8 de noviembre, entrada 5,5 euros (reducida 4 euros).

REGRESAR A LA REVISTA